Eli halló por casualidad la senda de la reproducción asistida, y una vez que empezó a caminarla no miró atrás. Cuando comenzó a estudiar la carrera en Química Biotecnología en la Universidad Tecnológica de Tecámac, sabía que quería trabajar en el área médica, pero no fue hasta que ingresó a una clínica de fertilidad que encontró su verdadera pasión. Ahora lleva más de seis años colaborando en laboratorios de andrología especializados.
En Fertilidad Integral, no solo encontró el laboratorio más equipado y con la tecnología más actualizada que haya visto, sino que además halló a un increíble equipo dispuesto a compartir sus conocimientos para ayudar a otras personas a lograr lo que desean. Para ella, no hay mayor satisfacción que enterarse que un embrión que vio crecer desde cero es ahora un bebé parte de una familia feliz.
Previo a la realización de cualquier tratamiento es necesaria la valoración de un profesional de la salud.
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