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Congelamiento de óvulos para todxs

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El congelamiento de óvulos llegó para quedarse. ¿Por qué? Porque gracias a este tratamiento podemos seguir con nuestros planes de vida sin que eso interfiera con nuestra capacidad de tener hijos. ¡Es un hack contra el reloj biológico! El proceso del congelamiento de óvulos consiste en capturar los óvulos maduros de una mujer, congelarlos en nitrógeno líquido (¡por el tiempo que quieras!) y descongelarlos en el momento indicado (cuando estés lista, quieras, puedas, o lo que sea).

Parece un tratamiento de última generación, pero se lleva haciendo desde hace décadas y ha resultado en muchísimos embarazos sanos. El proceso sigue la misma premisa que la donación de óvulos, ha existido durante muchos más años, con la diferencia de que, en el congelamiento, tu yo de hoy es el donante de tu yo del futuro. 

Congelar es ideal para muchas mujeres

No importa cuál sea tu razón. Puede que estés en el pico de tu crecimiento laboral y financiero, que no te sientas lista o que quieras anticiparte a posibles enfermedades o cambios en tu cuerpo. ¡Cualquier motivación se vale! Y eso es lo que nos encanta de congelar: que nos abre la ventana de posibilidad de quedarnos embarazadas, sin tener que sacrificar nuestra vida profesional o nuestra estabilidad mental. 

No es el útero, es el óvulo

Hay una relación inherente entre la fertilidad y la edad. Cuanto más grande es una mujer, menos óvulos produce, y estos son cada vez de menos calidad. Esto no tiene nada que ver con hábitos de salud: así funciona el cuerpo femenino. Sin embargo, lo que cambia con la edad y determina la fertilidad es la calidad y cantidad del óvulo, mientras que el funcionamiento de la matriz se mantiene intacto. Aunque nosotros lo hacemos, se podría poner el embrión de una mujer de 27 en el cuerpo postmenopáusico de una mujer de 67, y la probabilidad de embarazo es la de una mujer de 27 años.

Lo social y lo biológico no están en sintonía

Los datos indican que tendemos a tener bebés cuando somos más grandes. Es comprensible: mientras más crecemos, conocemos más, tenemos mayor conciencia del reto emocional, tenemos mayor seguridad financiera y ¡más! Hay excelentes razones para tener un bebé a una edad más grande, pero no hay razones biológicas: el cuerpo está en su momento más fértil cuando somos bastante jóvenes, y a partir de ese momento la fertilidad va en declive. 

Sin embargo, lo que es interesante es que una mujer sana puede perfectamente llevar un embarazo pleno y seguro incluso a una edad en la que los óvulos que produce no son de la mejor calidad. Esto es porque las tasas de embarazo están correlacionadas directamente con la edad del óvulo, ¡no con la edad del útero! Por eso congelar óvulos es una puerta para tener más opciones.

¿El congelamiento de óvulos es seguro a largo plazo?

Sí y no. Congelar óvulos no es un seguro porque no está garantizado que funcione; es solo una posibilidad abierta. Por ejemplo, los médicos de hoy no saben si los óvulos van a fertilizarse rápido, ni tampoco conocen la calidad del esperma de tu pareja o donador en ese momento. Lo único que sí sabemos es que los óvulos de hoy tienen mejor calidad que los óvulos de mañana. Entre más óvulos congeles, mayor es tu probabilidad de embarazo.

Cómo saber cuántos óvulos congelar

No hay números exactos, pero hay información que nos puede acercar a la respuesta. Lo más importante es no olvidar que la edad en la que congelas es determinante. Por ejemplo, una mujer de 25 a 30 años tiene altas posibilidades de lograr un embarazo en el futuro con congelar solo 8 óvulos, mientras que una mujer de 40 necesitaría congelar 20 óvulos para acercarse a esa probabilidad. 

En números

  • Si una mujer de 44 años está intentando embarazarse naturalmente (con los óvulos que tiene), su probabilidad de quedar embarazada es menor del  5%. 
  • Si esa misma mujer utiliza óvulos donados, o sus mismos óvulos que congeló 10 años atrás, su probabilidad de quedar embarazada alcanza un 60%.

¡No hay test perfecto de fertilidad!

Aunque se siguen haciendo estudios como AMH y FSH que muestran la reserva ovárica y la capacidad de generar folículos y se utilizan para predecir la fertilidad de una mujer, estos no necesariamente reflejan con certeza la capacidad reproductiva de una mujer. Eso es porque estos estudios solo miden la cantidad de óvulos, pero no su calidad. De hecho, hay muchas mujeres que han tenido pésimos resultados en estos estudios y que se han quedado embarazadas en el primer intento. Todo esto para decir: la mejor prueba de fertilidad es intentarlo. 

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